La memoria del horror, en Baigorria, no sólo es La Calamita

La noche del 23 de junio de 1977, diez militantes del PRT-ERP secuestrados en La Calamita,  fueron trasladados a una casa ubicada en la intersección de las calles Las Verbenas y 9 de Julio.

¿Por qué trasladaban a militantes a una casa  del barrio San Fernando un barrio popular de Granadero Baigorria?

Porque los secuestradores iban a ejecutar un simulacro. Iban a simular un enfrentamiento. Iban a ejecutar, nada más.

Los represores prendieron fuego un vehículo, mientras gritaban por un megáfono “entréguense”, “ríndanse”.

La historia oficial iba a contar que en el  enfrentamiento fueron “abatidos nueve extremistas”.

Hasta que en 2009 Eduardo “Tucu” Costanzo reveló que todo fue un simulacro protagonizado por tres de sus compañeros en el banquillo: Juan Daniel Amelong, Jorge Fariña y Oscar Pascual Guerrieri, quienes montaron la farsa.

Seis meses antes, a media cuadra de distancia, habían sido asesinados Juan Carlos Gauseño y José Aquiles Tettamanzi.

Dicen que eran militantes. Sociales o políticos, no importa. Fueron asesinados.

Hoy, 47 años después de la masacre de las verbenas, Documenta Baigorria y Espacio por la Memoria del Cordón Industrial convocaron a la comunidad a la plaza de San Fernando . Como lo hacen todos los años, desde hace muchos años.

El efecto Milei, su 50% de popularidad,  produce urgencias en la dirigencia y comunicadores sociales: no hubo ni un solo concejal en la plaza de san Fernando. Ni uno. No hubo ningún periodista en la plaza de San Fernando. Con un negacionista del genocidio en el gobierno pero con popularidad parece que los concejales otrora progresistas, decidieron esconderse y no asistir. No vaya a ser cosas que el ala derechista de la sociedad baigorriense los identifique con la defensa de los derechos humanos. Los comunicadores rojitos de salón tampoco fueron. No vaya a ser cosa que el patrón de estancia los rete.

Este 23 de junio en Baigorria  no fue una celebración del triunfo de la democracia y su reclamo inoxidable de Memoria, Verdad y Justicia. Sólo fue una muestra más de que la democracia tiene nuevas amenazas que incluye a jóvenes dirigentes  con maquillaje progresistas que condenan la dictadura sólo si les conviene

Hace unos pocos días  el Estado  emboscó y detuvo  a más de 30 ciudadanos  acusándolos  de terroristas. A la mayoría tuvo que liberarlos sin pruebas. Mientras tanto el presidente negacionista y su ministra represora hablaron y mintieron descaradamente. Ni eso pareció conmover a los dirigentes y comunicadores locales.

No se trata de estar o no estar según convenga, se trata de sentar una posición clara en defensa de la “Memoria, la verdad y la Justicia. Las atrocidades espantosas y  las intenciones de los victimarios no pueden ser material especulativo. El presidente Milei no solo exculpa a los militares asesinos también retoma su trabajo. Los dirigentes no pueden hacerse los distraídos y deben decir presente en defensa de un consenso que parecía establecido y se ve amenazado: que haya definitivamente Memoria, Verdad y Justicia.

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